LOS BRAZOS... ¿TAMBIÉN BAILAN?

La importancia de los brazos en el baile

24 de septiembre de 2013
Los brazos en el baile, junto con los pies y los movimientos de cadera, adquieren especial relevancia tanto si bailas sólo o especialmente, si lo haces en pareja.

ACTIVIDAD 1. Los brazos en el baile
En la sesión de hoy se ha centrado el interés en ver de qué manera influyen la posición y el movimiento de los brazos al bailar en pareja. Una de las dos personas que la componen, se convierte siempre en la persona dominante en el baile (en el rol de "hombre") y, es ésta la que guía a su compañero/a tanto en el movimiento como en el desplazamiento por el espacio (en el rol de "mujer"), gracias, no sólo a la posición corporal, sino también a la posición de sus brazos y a la inclinación que realice con sus manos en el cuerpo del otro.
La importancia de las distintas posiciones que pueden presentar los brazos y las manos al bailar se recoge en distintos objetivos ya que, estos:
  • Ayudan a mantener la distancia necesaria entre dos personas que forman una pareja de baile respetando así el territorio de cada uno. Si uno invade el territorio del otro  sin necesidad, habrá más posibilidades de tropiezo o de que los pasos se hagan mal. 
  • Forman parte esencial en la coreografía, especialmente cuando son bailes en pareja.
  • Facilitan a la persona dominante de la pareja de baile guiar a su compañero/a, ya que, depende de los brazos y del movimiento de su mano, el que la otra persona realice un movimiento u otro.
Partir de la técnica del “volante” para empezar a seguir los pasos de una coreografía en pareja, supone una estrategia básica a la par que práctica. Como ya sabemos, esta consiste en que las dos personas se agarren por los brazos, cada una en los brazos de la otra, pegando estos uno encima de otro sin dejar hueco alguno entre ellos:



De este modo, la persona dominante en el baile podrá guiar a la otra con el movimiento de los brazos y ésta última podrá sentir lo que el otro pretende al tenerlos junto a él. Así se ensayan los pasos y se aprende a mantener la distancia de referencia. 
Una vez ensayados y controlados los pasos y la distancia de referencia entre la pareja a través de la técnica del “volante”,  es importante integrar el movimiento de brazos y manos y su posición correcta en la coreografía, porque en definitiva, estos forman parte de ella junto con la posición del cuerpo. De hecho, en muchas ocasiones la posición de los brazos, guía la posición del cuerpo, y ésta última supone la base del baile. Una posición estable maximiza el acoplamiento entre la pareja facilitando que la información que se transmite entre ambos cuerpos fluya. Si esta es débil o floja, el baile se tambalea.
No obstante, para llevar el baile en pareja es imprescindible para la persona dominante saber anticiparse a través del movimiento corporal y especialmente de los brazos y pies. Cuando la persona de referencia en la pareja de baile precede sus movimientos con su impulso, ésta pone el peso de su cuerpo ligeramente antes de tiempo, para indicarle a la otra persona sus intenciones en el desplazamiento y el movimiento. Por eso, se puede afirmar que, cuando la persona dominante en la pareja de baile se mueve y anticipa el movimiento de sus brazos y manos (y pies), está moviendo el cuerpo de la otra persona. De ahí la importancia de esta práctica en el día de hoy.   
Partiendo de la base de que, una pareja de baile, normalmente se mueve con las manos cogidas, se puede decir por tanto que, la persona dominante, anticipando el movimiento de sus brazos y manos, puede hacer a la otra girar, cruzarse, soltarse, cruzar o separar sus brazos con los del otro, etc. Y siempre manteniendo una distancia de referencia entre ambas y respetando el eje corporal de cada uno para realizar los giros u otros movimientos similares. 
La práctica en el aula ha consistido en formar parejas de baile para practicar todo lo anterior descrito y observar así la importancia que adquiere saber anticipar y realizar movimientos concretos para guiar el movimiento y los pasos del compañero de baile.  
ACTIVIDAD 2. Imitación de movimientos y sonidos

Para terminar la clase de hoy se ha establecido un cambio de registro realizando otra actividad distinta al baile.
Sentados y dispuestos en círculo hemos hecho ejercicios de atención, concentración y memoria. En primer lugar, hemos hecho dos ejercicios de imitación. El primero consistente en imitar los movimientos de un compañero, y el segundo en imitar los sonidos de otro. 

De uno en uno, cada compañero y compañera debía realizar el movimiento seriado que quisiera, por ejemplo, palmada-palmada-mano en hombro-mano en otro hombro. Del mismo modo para el segundo, de uno a uno, cada alumno/a debía emitir varios sonidos y que los demás debíamos imitar, por ejemplo, uno-dos-tres y cuatro.
No obstante y para terminar, hemos aprendido una canción. Ésta nos puede servir para practicar con nuestros futuros alumnos y alumnas la lectoescritura a partir de la unión sencilla de consonante y vocal. Para ello se trabaja la concentración y la memoria. Al ser una canción, de por sí atrae la atención de los niños y las niñas en la etapa infantil, por lo que se convierte en un recurso interesante para incluir en el aula. La canción dice así:
   M – A, MA
   M – E, MA ME
   M – I, MA ME MI
   M – O, MA ME MI MO
        MU, MA ME MI MO MU
Las consonantes pueden ir variando para practicar la lectoescritura: Sa, se, si, so, su; ta, te, ti, to ,tu...

Bailar en pareja: la tensión necesaria en los brazos.

30 de septiembre de 2013
Queda claro que, el movimiento y la postura de los brazos en el baile son muy importantes. Siempre bailamos con los pies, pero los movimientos que hacen, muchas veces se indican con los brazos, especialmente para bailar en pareja.
Se debe tener en cuenta como norma general que, los brazos en la pareja deben estar casi siempre alzados a la altura de los hombros, con una extensión de mano hasta la mitad de la distancia que hay entre los dos bailarines, con una flexión de codo suficiente para generar entre la pareja un espacio interior con forma ovalada donde cada uno respete el territorio del otro.
Esta flexión de codo regulada, no sólo sirve para generar este espacio interior, sino sobre todo para que, la persona dominante de la pareja pueda guiar los movimientos de la otra. No obstante, para ello hay otro elemento en relación con el anterior, que adquiere aún más importancia para marcar el baile en pareja: la tensión que se requiere tener en los brazos. Este aspecto es probablemente el más importante para bailar bien y conseguir el resultado esperado en la pareja de baile. 
En términos generales es necesario que ambos mantengan el brazo firme y con cierto grado de rigidez, aunque en pequeñas ocasiones es necesario relajarlo o mantener un estado laxo. Esta tensión es importante para dar indicaciones y responder a ellas por lo que, debe existir siempre en los brazos y en las manos  de los bailarines para que las indicaciones de la persona dominante, puedan ser respondidas por la otra con los movimientos adecuados.

Los movimientos a realizar dependen mucho de la rigidez que tengan los bailarines en los brazos, de la fuerza que emplee la persona dominante al empujar con su mano la mano del compañero y de la resistencia o rigidez que éste muestre para entender lo que el otro quiere que haga.

Por eso, la tensión en el brazo de ambas partes, debe suponer una posición confortable donde el mismo no esté ni totalmente extendido ni totalmente doblado. No conviene que los brazos estén completamente extendidos. Es recomendable mantenerlos ligeramente flexionados y en una posición cómoda. El ángulo varía durante el baile pero lo que se ha de tener en cuenta es que esta rigidez no debe permitir que el codo pase de la cintura al ser presionada la mano por la persona dominante de la pareja. En el caso de esta última, tener cierto nivel de tensión en el brazo le va a facilitar guiar los movimientos de su compañero/a al ejercer presión sobre su mano o cuerpo, junto con la otra mano que se encuentra en la zona de su escápula que también guiará no sólo el movimiento sino especialmente la dirección a la que quiere que se muevan.  



Pero, en realidad…¿cómo es esa tensión?¿a qué se asemeja?¿cómo puede practicarse? Un ejercicio sencillo, pero eficaz es el que hemos trabajado en la sesión de hoy en el aula:

Dispuestos frente a la pared y a una distancia adecuada, donde los brazos lleguen a ella y puedan estar ligeramente flexionados, nos dejamos caer hacia la misma pero sujetándonos con las manos para evitar el choque contra ella. Esa tensión que se crea en los brazos y en las manos al apoyarlas en la pared, se asemeja a la que debemos adquirir a la hora de bailar en pareja. Se puede probar con una sola mano o incluso con las dos, pero lo importante es observar cómo nuestro cuerpo al dejarse caer hacia la pared, se amortigua gracias a la tensión que se crea en los brazos al apoyarlos en la misma.



En base a todo lo anterior, por regla general al bailar, resulta idóneo intentar mantener el mismo nivel de comunicación entre las manos y los brazos de los bailarines. Este efecto consigue que ambos miembros sean sensibles a cualquier variación en la presión ya que ésta supone una clara indicación de que “llevar y seguir” empieza a funcionar. Nuestro cuerpo es responsable de todo lo que ocurra con nuestros brazos al bailar. Si estos están relajados, no se percibirán las indicaciones del “conductor” del baile o de la persona dominante. 

Sin dejar de lado la importancia de la posición y la flexión de los brazos y las manos en el baile, es importante tener en cuenta también la anticipación, como se ha referido en otros apartados, y la figura de la pareja ya que es necesario mantener un equilibrio y una estabilidad en la misma. Una buena posición de la pareja maximiza el acoplamiento de la misma y sobre todo, la cantidad de información útil que puede transmitirse entre los dos cuerpos.

En cuanto a la anticipación, es necesario recordar que ésta la lleva siempre la persona dominante de la pareja de baile. Cuando una de las dos partes de la pareja se convierte en “dominante” (adquiere el rol de "hombre"), debe anticiparse y preceder sus movimientos con su impulso y poniendo el peso de su cuerpo ligeramente antes, para dar señales e indicaciones a la otra persona de lo que ésta quiere que haga. Para ello, es necesario que sepa a dónde quiere que vaya su pareja o qué es lo que quiere que haga. Pero si la tensión entre la pareja no es la adecuada, no se percibirán a tiempo y no se conseguirá lo que se pretende.

En definitiva, si se mantiene una adecuada conexión entre los brazos y el cuerpo entre la pareja, la conducción del baile será más fácil. La persona que es guiada en la pareja no debe mirar a los pies o al cuerpo de la otra, sino que debe “leer” lo que la parte en contacto entre los cuerpos le dice, por eso los brazos son tan importantes, ya que suponen el lazo de unión de la pareja en el baile, aunque el cuerpo y los pies también adquieran sentido al guiar los movimientos al bailar. Una vez dominados los movimientos de un determinado baile, lo importante es dejarse llevar porque ya se habrá conseguido la conexión necesaria entre los cuerpos que guíe por completo el baile. 

¡Asique ahora lo que toca es practicar tanto como nosotros en la sesión de hoy!

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